Bulimia
La ingesta compulsiva suele esconder algún tipo de carencia afectiva que hay que detectar y trabajar.
La bulimia es un trastorno psicofísico caracterizado por la necesidad de llevar a cabo atracones compulsivos, en los que la persona pone de manifiesto un escasísimo control sobre sus propios pensamientos o conductas. Ésta pérdida de control genera en la persona bulímica verdaderos procesos de ansiedad e incluso depresión, además de un importante cuadro psicosomático, ya que es plenamente consciente de efectuar una conducta insana y desequilibrada. Por ello actúa a escondidas y usa una gran variedad de recursos de compensación. Cada vez existen más indicios de que el comportamiento bulímico cubre en realidad un determinado objetivo en la vida de la persona; es decir, no se trata tan sólo de un acto mecánico de tragar, sino que, mediante la ingesta compulsiva, la persona se está diciendo algo. Así, la ingesta descontrolada de dulces se relaciona con el deseo de obtener el placer o el reconocimiento que probablemente no se ha conseguido en los entornos habituales de la persona.
El mundo emocional
Es evidente que la persona bulímica va a tener problemas físicos y fisiológicos obvios. Sin embargo es a nivel psicológico donde quizá se concentre más el perjuicio: ideas obsesivas, compulsividad, estados de ansiedad y agresividad, tristeza, autolimitación, descenso de la autoestima o dificultades en las relaciones sociales y afectivas…en este sentido, es importante que en psicoterapia la persona bulímica trabaje tanto los aspectos conductuales para controlar el comportamiento de ingesta exagerada como los sentimientos, pensamientos y actitudes que acompañan tales desmesuras.